ALEJANDRO HUEDA: UN HOMBRE CLASE A

Dentro y fuera del diamante un ejemplo a seguir, fue de los pocos que logró jugar en dos ligas: la Rookie (Pionner League) y la Clase A (NY-Penn League). Su madurez y personalidad lo llevaron a escalar en los Azulejos de Toronto como lanzador derecho de mucho futuro, pero una lesión a nivel del tendón en su codo se interpuso en el camino y no pudo seguir en la lomita. Fueron cuatro años de mucho trabajo para Alejandro Hueda Gutiérrez, quien a sus 19 años logró ser firmado por esta gran organización de Grandes Ligas.

Sus padres le inculcaron el béisbol y pusieron su granito de arena para impulsar desde muy joven la carrera de Hueda. Como todo chiquillo deportes como el fútbol y el baloncesto le atraían, sin embargo, el “beis” tenía un sitio especial en la mente y corazón de Alejandro.

“Mucho de mi éxito en el deporte se lo debo a mis padres, ya que ellos fueron sumamente disciplinados en llevarme cada sábado y domingo a entrenar y jugar y siempre estuvieron apoyándome en cada etapa de mi desarrollo como beisbolista. Ahora que tengo hijos es que me doy cuenta del esfuerzo tan grande que hay que hacer como padre si uno quiere que su hijo destaque en alguna disciplina deportiva”, apuntó Hueda.

Desde que cumplió 16 los “scouts” de Grandes Ligas ya preguntaban por él, pero el momento clave se dio tres años más tarde en el “tryout” que se realizó en 1996 en el Parque Antonio Escarré. Para esa época Hueda jugaba en Primera División con la UIA. Luego de la gran prueba el lanzador tico no fue firmado por ninguna organización dado que todos le ofrecían ir primero a República Dominicana y lo que buscaba Hueda era pasar directo a Estados Unidos. Apareció el ‘scout’ panameño Herb Raybourn y le comentó al nacional que estaba interesado en firmarlo, pero primero debía arreglarlo todo en la tierra del Tío Sam.

“Pasaron un par de semanas y Herb me contactó con la noticia de que tenía un contrato para una liga en Estados Unidos. Luego de esto me envió los documentos para firmarlos y en junio de 1996 estaba viajando a Dunedin Florida para incorporarme al equipo. Fueron momentos de mucha alegría y también de mucha incertidumbre ya que no tenía idea a lo que me iba a enfrentar”, recordó Hueda.

Y es que Herb no era un “scout” cualquiera, en su historia acumula jugadores firmados muy famosos, entre ellos estaba el cerrador de los Yankees Mariano Rivera.

De arranque Hueda estuvo 15 días en Dunedin Florida en el centro de entrenamiento de primavera de los Azulejos. Luego de los fuertes entrenos fue al equipo de la Clase A (NY-Pen League), llamado St Catharines Stompers (filial de los Azulejos) localizado a las orillas del lago Ontario, a unos 45 min al sur de Toronto y muy cerca del lado canadiense de las Cataratas del Niágara. Con dicho equipo llegó a la final y fue subcampeón.

“Inicié como lanzador relevista y a mitad de la temporada pasé a formar parte de la rotación de abridores. Una gran experiencia que viví ese año fue un juego que realizamos en el Skydome (Estadio del equipo de Los Azulejos de Toronto) como antesala del juego de los Blue Jays de ese día”, revivió el tico.

Para la segunda temporada jugó en la clase Rookie (Pioneer League) para el equipo de los Medicine Hat Blue Jays. Terminada esa campaña participó en la liga instruccional en Florida.

“Acá los mejores jugadores de cada liga (desde Rookie hasta Triple A) vuelven a Florida para un último mes de entrenamiento y juegos antes de iniciar el ‘off season’”, sentenció Hueda, quien mejoró su lanzamiento de 87 a 94 millas.

La tercera campaña, 1998, fue la mejor en lo deportivo para el lanzador costarricense.

“Durante el ‘off season’ tuve la oportunidad de entrenarme en Costa Rica con el Duke Hernández y varios cubanos que llegaron al país en esa época. Esto me ayudó mucho para tener una muy buena preparación para la temporada. Nuevamente volví a St Catharines a jugar con los Stompres Clase A en la NY-Penn League, fue muy agradable porque conocía a mucha gente luego de haber jugado en la temporada de 1996 y me reencontré con viejos amigos. Tuve un par de inconvenientes con lesiones durante el transcurso de la temporada y al finalizar volví a Costa Rica a jugar con mi antiguo equipo de la UIA. Durante uno de los partidos de la final que estaba lanzando sentí una molestia en el codo”, aseguró.

En la última campaña 1999 la lesión en el codo se agudizó. Hueda fue a Venezuela a prepararse físicamente antes de los entrenamientos de primavera y luego retornó a la Florida.

“Durante estos entrenamientos volví a sentir la molestia en mi codo de lanzar y fue cuando me realizaron una resonancia magnética para verificar que todo estuviera bien. El diagnóstico de la resonancia fue que tenía un daño en mi tendón y se recomendaba una cirugía para trasplantarlo. En ese momento tomé la decisión de volver a Costa Rica a finalizar mis estudios universitarios y fue cuando los Blue Jays decidieron dejarme libre”.

A pesar de la lesión Hueda aprendió mucho de su paso por Azulejos que hoy lo aplica en su vida profesional.

“Me acuerdo llegar al estadio a eso de la 1 de la tarde para alistarme, el entrenamiento iniciaba tipo 2 de la tarde hasta las 5pm, luego se tenía un tiempo de descanso para comer algo, vestirse para el juego y a eso de las 6:30 estar en el campo realizando los estiramientos y calentamientos pertinentes para iniciar el partido a las 7pm. Dichos juegos terminaban entre 10 y 11 pm y muchas veces si teníamos que ir de gira a algún lugar largo ahí mismo nos bañábamos y nos montábamos en el bus del equipo para iniciar el viaje, y al día siguiente la misma rutina. Muchas veces dormíamos en el bus mientras viajábamos. Algunos viajes eran de 10 a 15 horas en bus. Todo esto puede sonar como una pesadilla, pero en realidad fueron experiencias muy agradables”.

Hueda es Ingeniero Industrial, Gerente de Desarrollo de Procesos y Sistemas de Información para una empresa multinacional dedicada a la manufactura de dispositivos médicos.

 

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