MARCOS ALVARADO: EL ZAPATERO QUE GUÍA A LOS PELOTERITOS DE UPALA

Humildad detrás del diamante... En la liga menor de Upala hay un entrenador dedicado a un oficio que se ha ido extinguiendo con el tiempo, pero que él mismo no lo deja morir.  

Su diario vivir lo comparte entre formar chicos para el béisbol de Upala y remendar cualquier zapato que le lleven al local que alquila en el centro de la comunidad. Nos referimos a Marcos Ramón Alvarado Escobar, originario de Chontales Nicaragua y con 23 años de residir en Costa Rica. 

Desde los 13 años es zapatero y sigue siendo fiel a su estilo de trabajar de una manera responsable solucionando cualquier problema de calzado y por más fábricas y zapato importado se ha mantenido activo en la zona norte de nuestro país. 

“Claro que no ha sido fácil, cada vez quedamos menos, yo me he dedicado a esto toda mi vida y he recibido la confianza de mis clientes por muchos años. Imagínese que ahora llegan hasta los nietos de los clientes. En estos momentos más que todo lo que hacemos es remendar porque hacer zapato ya no es rentable. La clave es ser constante, ser responsable con las entregas y tratar bien a las personas con los precios”, apuntó Alvarado, quien está próximo a cumplir 50 años de edad. 

En la liga menor de Upala tiene apenas cuatro años, sin embargo, a principios de los 80 arrancó su trabajo de formador en suelo nicaragüense.

“En mi ciudad natal estuve enrolado con el béisbol, con los chicos, luego acá en Upala desde hace cuatro años después de mi paso por la liga mayor de la zona. Fui asistente de Melvin Díaz en los Juegos Nacionales 2014 y en 2015 dirigí la infantil que ganó oro. Aquí somos un equipo de trabajo que buscamos que los chicos aprendan y mejoren su técnica para que no se vea un béisbol desordenado”, afirmó Alvarado, quien no oculta que también le arregla los zapatos a sus muchachos cuando ya están desgastados por el uso que se le da en el campo de béisbol. 

“Sí a muchos se los arreglo y cuando se acercan los Juegos Nacionales se los doy, usted sabe que el calzado se van desgastando. También aprovecho para arreglarles los guantes”, acotó. 

Además de zapatero, es talabartero, que es el arte de hacer monturas y todo lo relacionado con el campo. “Sí con mi hijo hago estuches de cuchillos, estuches de celular y monturas, todos con cuero”, aportó.

Alvarado indicó que ninguno de sus jugadores ha aprendido el oficio de zapatero, por el contrario, les motiva a que estudien y terminen su formación académica, pues del deporte de la pelota chica no pueden vivir.

“Ellos deben estudiar porque es muy difícil que en estos momentos los muchachos salgan a jugar profesionalmente, aparte de que para algunos el béisbol puede ser pasajero”.

Don Marcos seguirá cambiando suelas hasta que Dios así se lo permita y se mantendrá como formador para que Upala no pierda ese protagonismo y respeto que ha impuesto en los torneos de liga menor y Juegos Nacionales.

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