Luis Eloy Ramírez: la pluma que reconstruirá la historia del béisbol tico

El béisbol lo acompaña a todas partes, con su puño y letra ha escrito en columnas de periódicos importantes en su natal Venezuela y otros países del mundo, un hombre reconocido a nivel latinoamericano por sus libros y su aporte a la historia de los beisbolistas del área en las Grandes Ligas.
Además, es un hombre que conoce cómo se mueve el mundo del béisbol, es consultor internacional en esta disciplina, asesor de la Confederación Panamericana de Béisbol (Copabe) y con grandes contactos en Estados Unidos.

Parte de su vida la hace en Costa Rica y su intención es aportar un granito de arena para reconstruir la historia de este bello deporte y que se siga transmitiendo de generación en generación. También será asesor de la Federación Costarricense de Béisbol (FCB) en los proyectos del nuevo año.
Conozcamos a Luis Eloy Ramírez Cabrera, escritor, historiador y periodista, apasionado del deporte de la pelota chica.
- ¿Cómo entró el béisbol en su vida?
Es curioso, yo me enamoré de este deporte antes de jugarlo. Mi padre -que nunca practicó ningún deporte- me compró una revista, apenas yo tenía 10 años y encontré algo que no me gustaba para nada: Babe Ruth. Pensé que debía ser un hombre muy malo porque su nombre aparecía en todos lados. Un año después, mi padre nos llevó a mi hermano y a mí a las prácticas de un equipo de categoría infantil, como nunca habíamos jugado béisbol pasamos toda la tarde los dos sólitos en una esquina lanzándonos pelotas, sin embargo, al día siguiente me metieron a jugar segunda base mientras mi hermano siguió aprendiendo. Allí, aquel día comenzó una relación de amor y odio con el deporte más complejo que a nivel de historia, estadísticas y reglas existe.
- ¿Cuál fue su trayectoria como jugador?
Ciertamente lo jugué a muy buen nivel, sólo que por cumplir mis compromisos académicos sólo pude asistir a una pre-selección juvenil. En mis tiempos -años 80- el béisbol en Venezuela era para jóvenes que en su inmensa mayoría no asistían a la secundaria. En mi caso, mi familia era de clase media baja, y los estudios eran prioridad para salir adelante. Como anécdota, justo el día antes de irme a la universidad fui a jugar por última vez. Practicaba un equipo doble AA que es para hombres de más de 25 años, yo tenía apenas 17.  Sin embargo, me metí sin invitación a practicar con ellos en el centerfield.  Tal fue la impresión que causé en el instructor (un hombre grande, de piel negra y robusto), que se vino corriendo hacia mí. Por supuesto, cuando vi al negrón lo que realmente tuve fue miedo. Al tenerlo al frente, mi sorpresa fue cuando me preguntó ¿te gustaría practicar con los Tigres? Soy Franklin Tabares... Aunque no reconocía su cara, de inmediato recordé su nombre, él fue jugador del equipo Tigres de Aragua, multicampeón de la liga profesional de béisbol venezolana, pero le tuve que decir qué al día siguiente comenzaría en la universidad, y aunque insistió esa era la decisión de mi madre. La segunda oportunidad, a mis 20 años, llegó cuando me consiguieron una oportunidad con los Tigres nuevamente, a quienes dirigía en esas prácticas un ex Grandes Ligas venezolano, Remigio Hermoso. Algo de fama, de mi buen juego quedaba y un amigo me recomendó. Fue mi última semana en el béisbol. La premura por ponerme en forma luego de casi 4 años sin lanzar una pelota, me produjo una tendinitis. El médico de los Tigres, José María Pages, me recomendó que descansara hasta las prácticas del año siguiente, pero a los 20, la paciencia no es parte de la estructura mental de uno, y de regreso a casa, regalé todo, me divorcie del béisbol.
- De jugar a escribir ¿qué tal fueron esas primeras experiencias?
Como te habrás dado cuenta abandoné la práctica prematuramente, y aunque gran parte de mi vida estudié el bateo, nunca me interesó ser entrenador, de hecho, llegué a los medios por consejo de un legendario periodista venezolano, Carlos Aguilera, quien incluso fue corresponsal de France Press. Un día   conversando con Carlos, me propuso que fuera colaborador del diario "El Aragueño" de Maracay, con una columna de béisbol, dado que mantenía cierto estilo literario con el deporte. Así, luego de una corta experiencia de un año en ese diario, me retiré por diferencias con el Director del departamento de deportes, pero resultó para bien, ya que, en un corto periodo de 5 años, escribí intensamente. Colaboré en otro diario, "El Periodiquito" el segundo diario de mi ciudad. Escribí mi libro “El Increíble ascenso de los latinos en las Grandes Ligas", participé en la 2da. Bienal de literatura del Salón de la fama del béisbol venezolano. Colaboré con más de 38 sitios web internacionales especialmente en México, Honduras y otros países como Colombia y República Dominicana. Tuve mi programa de radio ZONABEISBOL, el cual producía y conducía, y por cosas de la vida, un artículo mío, sobre el arquitecto intelectual del Salón de la fama del béisbol venezolano, Carlos Daniel Cárdenas Lares, quien murió a causa de la Distrofia Muscular de Duchenne, con apenas 20 años de edad, apareció en una revista médica de España, especializada en esta enfermedad sin cura en la actualidad. Ese trabajo, me valió mi invitación a unirme al capítulo Latinoamérica- Luis Castro, de la Sociedad Americana para la investigación del béisbol (SABR), lo cual decidí posponer hasta presentar un trabajo de investigación sobre un jugador olvidado, y con el cual deseo abonar al legado latino en las mayores.
- ¿Cuál es su mayor satisfacción desde las aceras de los libros y las columnas dedicadas al béisbol?
Te la resumo en tres: La primera que mi primer trabajo, denominado, "Danny Thompson in Memorian", en honor a este valeroso jugador que el tiempo olvidó y que alcanzó un buen número de lectores internacionalmente, y con ello llegué a su viuda e hijas, en especial porque Harmon Killebrew aún vivía.  Segundo, te diría que esas columnas y trabajos me han llevado a intercambiar comunicación y en algunos casos amistad muy cercana, con ilustres hombres del juego como Juan Vené, Antonio Elizarraras, Carlos Castillo Barrio, Enrique Kerlegand, Tito Rondón, René Cárdenas, Greg Moraga, Leonte Landino, Juan Emilio Bautista, Carolina Guillén y tantos otros que mucho han dejado en mí. También, estas gracias a mis escritos pude conocer a Roberto Weill, fundador del Salón del Béisbol Latino en Dominicana, a Rafael Avila, el padre de las academias en Dominicana, entrevistar a Jim Campanis Jr, nieto del famoso Al Campanis, Presidente de los Dodgers por décadas, a George Case Jr, hijo del inmortal jugador de los Senadores de Washington, son personas que definitivamente algo dejan en uno.  Y por último, te diría que, escribir me ha dado la oportunidad de ver esta enorme y mil millonaria empresa desde otros ángulos y situaciones, un lujo que pocos pueden darse.
- ¿Qué ha podido palpar del béisbol en Costa Rica?
Dada la situación en mi querida Venezuela tuve que dejar todo atrás, y digo todo es todo. Entonces tenía que escoger un destino, y con mi proyecto bajo el brazo, y la experiencia de haber estado acá en 2002 (por balonmano no béisbol), me vine para Costa Rica. Como todo migrante, he tenido mis dudas ¿me quedo? ¿sigo? ¿ este país no es beisbolero? ... Por suerte, he llegado en momentos de cambio bajo la dirección del nuevo presidente, Adrián Alfaro. Desde nuestro primer encuentro, me di cuenta de que es el hombre llamado a realizar la transformación del béisbol en este país. Espero con el ambiente calmado de esta nación, no sólo poder concluir la 2da edición actualizada, corregida y ampliada de mi libro, volver a mis columnas en el exterior, y a mi investigación para el SABR, sino poner mi granito de arena en la gestión de Alfaro en una reconstrucción de la historia del béisbol costarricense.  Soy un optimista, no veo que motivo puede impedir que con la Federación adecuada, la actitud adecuada y las personas idóneas, el béisbol no se convierta en uno de los primeros deportes a nivel de preferencia y logros en esta nación.

 

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