De niño temió que sus amigos se rieran de él por no tener dedos en su mano derecha, sin embargo, sus papás siempre le inculcaron una actitud positiva a una discapacidad que traía de nacimiento. Ya con la mayoría de edad entendió que podía hacerlo todo como cualquier otra persona y hoy como adulto disfruta de su pasión en el diamante.
Víctor Manuel Dávila es un apasionado del deporte de la pelota chica, jugador, coach y mánager en su orgullosa comunidad de La Guaria de Pocosol, sector norte de nuestro país. Recientemente asistió a uno de los CDP (Programa de Desarrollo de Entrenadores) que impartió la Federación Costarricense de Béisbol (FCB) para actualizar su conocimiento.
“Nunca en la vida había pasado así por un curso como éste, lo que sé de béisbol es por lo que he aprendido en la calle. Junto a los instructores vi cosas interesantes de cómo pararse para batear, la posición del cátcher, cositas que para uno son nuevas, realmente salí muy contento del curso”, sentenció Dávila, quien es todo un líder en su comunidad.
“Me gusta el béisbol, estamos trabajando fuertemente para tener acá una liga competitiva y así los niños vean que a futuro puedan jugar. Además ya he estado reuniendo chicos para enseñarles a jugar y poner en práctica todo lo aprendido, ahí poco a poco voy a ir teniendo también el material y la indumentaria necesaria”, acotó.
Fuera del diamante, Víctor le da servicios de mantenimiento y madera a empresas de la zona y su deseo es mantener viva la llama del béisbol en Pocosol.
“Me siento muy orgulloso de lo que he logrado, no tener dedos nunca ha sido limitación para jugar y entrenar béisbol, jamás ha sido una excusa, lo que me he propuesto lo he cumplido y acá en la comunidad saben lo que soy”, finalizó.
Dávila es ejemplo de superación.
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