MANUEL VICENTE CON SANGRE DE ÁRBITRO

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Su trabajo no es batear ni lanzar, lo suyo es impartir justicia en el diamante y llevar a buen puerto los partidos. Sí, hablamos de uno de los árbitros que lleva el béisbol en la sangre: Manuel Vicente. Jugó a la edad de los 15 años, sin embargo, su paso fue efímero y decidió agarrar una bicicleta para la práctica del ciclismo. En 1991 el gusanillo lo picó de nuevo y regresó al deporte de la pelota chica arrancando como árbitro en Pequeñas Ligas y de 2005 hasta la fecha se consolida como uno de los hombres de más experiencia.

“Es difícil dejarlo, me motivó regresar a los campos y aquí estoy. He arbitrado desde categorías menores hasta mayores y máster”, dijo Vicente.

Para Vicente su tarea en el terreno de juego no es sencilla, “se requiere de mucha concentración en la toma de decisiones, no precipitarse es la clave”. Trata de cumplir al pie de la letra el reglamento y así evitar problemas.

“Uno acá en el béisbol se siente como en familia, nos llevamos bien, pero ya en el terreno cada quien en su puesto”, afirmó.

Seguirá en el béisbol hasta que la salud se lo permita.

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