Berny Granados Cárdenas pensó primero en su futuro como lanzador antes que el dinero, por eso eligió a los Rockies de Colorado como su casa desde 1999 hasta 2004. Cinco scouts más le hablaron para que firmara con otras organizaciones de Grandes Ligas, pero Granados insistió en que el equipo de los Rocosos era la mejor opción. ¿Por qué los Rockies? “Porque ellos me daban algo que los otros no, mi pase directo a Estados Unidos, es decir me saltaba la etapa de Venezuela y Dominicana. Me pagaban mucho menos que el resto de equipos, pero mi interés era pasar de una vez a Norteamérica”, respondió Granados.
El aquel entonces joven de 18 años llegó a la tierra del Tío Sam con la consigna de ascender, se mantuvo en liga Rookie y jugó varios partidos en Clase A Media. Mejoró sus lanzamientos y consolidó toda una personalidad, que hoy lo convierte en uno de los mejores entrenadores personales en Costa Rica.
“Pasé cinco años fuera del país, aprendí mucho, quizás en el momento en que me dieron el ‘release’ (carta de libertad) dije que había fracasado, pero con el tiempo uno se da cuenta que no. Hay muchas cosas que aplicó a mis clientes por mi experiencia en los Rockies”, destacó Granados.
Este lanzador nacional tuvo que enfrentarse al rechazo de sus compañeros en los primeros meses, ya que nadie creía que un tico podía llegar a ser de Grandes Ligas. La primera amistad que hizo fue con el venezolano Alex Serrano.
“Fue duro para mí porque los venezolanos, cubanos y dominicanos sentían que no era normal que un tico les estuviera quitando campo. Me costó el idioma, el clima frío y relacionarme, gracias a Dios con el tiempo la situación cambió y me gané la confianza de los compañeros. Hoy tengo grandes amigos latinos en Grandes Ligas que me llaman el ‘mae’ o el pura vida”, recordó.
Berny reconoció que en lo deportivo fue tratado como profesional: hospedaje, carro, desayuno, almuerzo y 1500 dólares por quincena.
“Nos dejaban los cheques en el camerino, era curioso porque todos vacilábamos y nos decíamos limpios. Allá todos ganan diferente, yo tenía compañeros americanos que les pagaban hasta 20 mil dólares mensuales. A los latinos les pagan menos y solo llegan a acomodarse económicamente cuando juegan en el equipo de Grandes Ligas”.
Experiencias en el montículo muchas, pero la inolvidable se escenificó en Utah ante los Marineros de Seattle de la Clase A Media: “lancé tres innings, no me hicieron carrera, me dieron un hit y salí muy contento porque ver un estadio de liga menor lleno no tiene precio, me sentía como todo un profesional. Fui también un tiempo cerrador”, relató.
Una lesión en el codo, hombro y tendón de Aquiles llegaron en momentos poco oportunos para la carrera de Granados. La parte física cobró factura.
“Es algo que a muchos nos pasó por el régimen de entrenamiento, desafortunadamente las lesiones me fueron sacando y uno entendía que si estabas abajo en las estadísticas no te iban a renovar. Tuve la opción de irme a los Medias Blancas de Chicago, sin embargo, como estaba lesionado nadie quería hacerse cargo de mí, así que decidí volver”, apuntó el pelotero.
A sus 36 años Berny prefiere no opinar sobre si otros ticos llegarán a dichas instituciones, lo que sí recomienda es analizar las aptitudes de los nuevos peloteros. “La camada de esos años 90-2000 tenía mucha hambre de trascender, habrá que medir qué objetivos tienen las nuevas generaciones más allá de sus cualidades de juego”.
Granados está retirado del béisbol.
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